IMAGINARIOS TAURINOS Y ANTITAURINOS EN QUITO*
El toro tiene su significación mitológica en las culturas primordiales; y desde la mitología mediterránea europea (persa, babilónica, griega e ibérica) constituye un animal venerado, idolatrado y mistificado por su relación con la fuerza, la fertilidad, el rayo, la tormenta y la lluvia o la representación de las fases lunares; en tanto, desde la mitología judeo-cristiana y católica, constituye una “representación diabólica”, de tradición bárbara y pagana, lo que reafirma su condición “animal”, inferior y salvaje frente al ser humano supuestamente “superior” y dotado de pensamiento, sentimiento y “razón”.
Es necesario señalar que el toro que “se utiliza” en la tauromaquia, es un “toro bravo” construido de manera lenta, sistemática y a veces con intervención genética, para actuar en las ferias, torneos, corridas y otras “fiestas taurinas” que desde la Edad Media, terminaron afirmándose en la península ibérica y en la posterior Monarquía y República Española, hecho que no sucedió en otros territorios europeos, en especial del área mediterránea.
Para sus “amantes”, la tauromaquia es considerada “un arte” una verdadera “poética” y hasta “una estética”, por toda la “carga simbólica” que ella conlleva. Sin embargo, a la tauromaquia en términos generales se la puede considerar como un verdadero ritual premeditadamente ideológico, cargado de intencionalidad y para ciertos sectores, como la expresión remanente del maniqueísmo ideológico religioso que estigmatiza y establece diferencias insalvables entre “el bien y el mal”, entre “la vida y la muerte”, “entre lo luminoso y lo oscuro”; además de constituir para sus defensores, un acto de valentía de ciertos super- héroes (“matatoros”) que se juegan la vida, al enfrentarse a un animal cuyas características son de bravura y comportamiento de “naturaleza instintiva”, convirtiendo al acto taurino en una verdadera metáfora de supremacía del “mundo civilizado”, frente a aquel bárbaro y “salvaje” de culto y veneración a la naturaleza “aun no dominada”; cosmovisión atrasada y pretendidamente "remanente de los pueblos primitivos” .
En lo que se refiere al imaginario contemporáneo de los ecuatorianos frente la tauromaquia, este aparenta cada vez más y de modo progresivo, ser de rechazo y es muy posible en poco tiempo, la implementación de una consulta popular para su abolición a pesar de la complicidad del gobierno municipal por evitarlo; asistiríamos entonces a un escenario inédito para pensar en su resignificación desde ángulos sociales, históricos, ecológicos y multiculturales, puesto que en sondeos previos, la mayoría de la población quiteña, lo considera como un “acto cruel”, tanto para los seres humanos que actúan y observan, amén de los animales que en este acto violento intervienen y son torturados; imaginarios que son coherentes con el interés de la población mundial sobre las especies animales y la situación de la naturaleza en general, en especial ante el fenómeno de cambio climático del planeta.
A la discusión contemporánea, entre “fiesta” y “matanza “se la puede interpretar como parte de la discusión de los imaginarios mundiales contemporáneos entre quienes sostienen el apego o “veneración por la naturaleza” como matriz primordial de las sociedades indígenas o nativas y la de aquellos que propugnan “la modernidad”, denotando en los sectores de mayor conciencia biocultural y proyección biopolítica, un pretexto de verdadera crítica al canon euro y antropo-centrista y/o “especista” (el ser humano como única especie evolucionada) este úlitmo proveniente de la llamada "sociedad de occidente" (verbigracia mitología judeo-cristiana) así como símbolo de la permanencia de una ideología capitalista que presume de “globalizada”, universalista y “a tono con el progreso tecnológico” de los “países más desarrollados” del orbe.
Fuente Consultada: Buhoandino
Autor: Diego Velasco (Catedrático Universitario)
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